Muzzarella y Tolerancia

lunes, 19 de julio de 2010
Tolerancia es esa sensación molesta de que al final el otro pudiera tener razón

El otro día dimos cita a la idea plasmada de una reunión que se realizó en una pizzería, confluyendo a gente citada de un foro de política, sociología y economía, la idea era ver cómo convergían las diferentes ideologías, en especial aquellas que eran antagónicas entre sí.


Las ideas se confrontaban en sus máximos extremos, como el casamiento civil para parejas del mismo sexo sancionado hace unos días, la dictadura cívico-militar de los setenta, la posición frente al aborto, las políticas de mano dura, el rol de las diferentes instituciones desempeñas como actores sociales y muchos temas de ferviente contraposición ideológica.
 
Pudimos confluir en conceptos sobre la familia, aspectos sociales para mejorar el ideario de que todos queremos un País mejor. ¿Por qué será entonces que si todos queremos el bien general, nos cuesta tanto tirar para el mismo lado?


Un ex presidente expresóA mí se me presentan todos los días y me dicen: 'Estos son los traidores' y vienen otros y me dicen 'Los traidores son los otros'. Y yo siempre les digo lo mismo, porque todos lo que vienen me dicen '¡Pero nosotros tenemos razón!' y yo les digo 'Tal vez, pero yo no soy juez, no estoy para darles la razón. Yo estoy para llevarlos a todos, buenos y malos'. Porque si quiero llevar sólo a los buenos me voy a quedar con muy poquitos”.
 


En la vida uno suele tener amigos que no logramos entender cómo es que son tan discordes a nuestro pensamiento ideológico y sin embargo los queremos, apreciamos y experimentamos  enormes alegrías con ellos.  
Se genera una contradicción vivencial, ¿será entonces que pensamos de una manera y vivimos de otra?

Indaguemos que es la tolerancia, no nos quedemos con la idea de que tolerar significa “soportar”, va mucho más allá de eso, se trata de un encuentro con el otro, de una búsqueda al entendimiento.  Por más que creamos que el otro esté totalmente errado cedamos un poco de espacio a la reciprocidad,  un camino construido entre varios es más sólido que el sostén que individualmente podamos encontrar, la exploración hacia una nueva comunidad donde no sean los “dueños de la verdad” quienes decidan que esta bien o que está mal, sino que sea una construcción colectiva, es  en la dialéctica, en la cooperación donde podemos sentirnos realizados, ya que si todos participamos nos podemos concebir como participes de la sociedad. 
 

Con más preguntas que respuestas

jueves, 3 de junio de 2010

Muchas revoluciones culturales han llevado consigo profundos cambios sociales, y a cada cambio social se le ha aplicado una contrarrevolución. ¿Dónde encontrar un equilibrio? Podría ser que por cada Canal Encuentro que se pone en marcha surge un nuevo Tinelli y viceversa ¿Es deseable que exista uno y no el otro?

Será que si nos basamos en un ideal radical, siempre va a haber algo de igual fuerza que se le oponga y lo aminore. ¿Tenemos que apartarnos de los ideales?, o al contrario, debemos de actualizarnos y replantearnos cuales deben de ser las nuevas utopías.

Eduardo Galeano nos dice que la Utopía es un motor de movimiento, que mientras tengamos una mirada hacia el horizonte, podremos seguir caminando, que la esperanza es lo último que debemos resignar y que por suerte no nos pueden robar el derecho a delirar.


¿Es necesario estar siempre en movimiento? O existen momentos en los que debemos bajar un cambio y mirar nuevamente por donde vamos.


Patriotismo: un recurso de Identidad

martes, 1 de junio de 2010



¿La identidad es algo innato o es necesaria erigirla?

Asomamos de los festejos de un Bicentenario que nos deja algunas enseñanzas y nuevas formas de encarar el sentido de pertenencia.

Venimos retrasando desde hace varios años el compromiso de la discusión sobre qué queremos reivindicar ¿Cuál es nuestro verdadero patrimonio?

Mucho se ha hablado sobre la politización de las fechas patrias, atribuyendo un orden natural a los festejos de la Nación y de sus habitantes, debemos de pensar si en la historia solo existen hechos aislados que innecesariamente son sometidos a interpretación y análisis a lo largo del tiempo, o por el contrario se prestan para una observación y estudio.

¿Qué cosas nos unen? Es necesario plantear de qué manera determinar “La identidad cultural”, ya que la misma no puede darse por sí sola, tenemos la misión de elaborar y desarrollar nuestra identidad desde una diversidad de relaciones sociales, económicas y productivas, en un período de tiempo determinado y dentro de un marco que se define como político.

Explorando en la temática, encontramos una realidad en la cual la revalorización del Patrimonio Nacional, donde se incluyen las fiestas nacionales, parte del concepto de discusión de aquello que queremos rescatar, decantando todo aquello que consideremos como nuestro.
Al contrario de lo que se cree, no padecemos de una falta de hechos hiistóricos, sino de demasiados y de falta de criterio para seleccionar cuáles debemos exaltar, toda elección acarrea una compleja carga simbólica e ideológica de identidad, de aquello que deseamos recuperar en construcción de lo que queremos ser.

El Bicentenario deja en evidencia la necesidad que tenemos como Nación, como pueblo, de pertenecer, de buscar un nexo común con el resto de los compatriotas, en un contexto Latinoamericano. Si no establecemos un patrimonio cultural que deseamos valorar y que nos represente, corremos el riesgo de seguir en una escasez de identidad.

¿Por qué la semana de mayo y no el 9 de julio como fecha del Bicentenario?

Me atrevo a responder, a riesgo de parecer tonto, con otra pregunta ¿Por qué no?

Más allá de la discusión estrictamente del entramado de la historicidad, lo importante es que se está dando a lugar a pensar qué anhelamos reivindicar, quiénes somos y hacia adonde queremos dirigir nuestro futuro.

Dejemos de lado por unos segundos las simpatías al gobierno o a la oposición; los reproches a los cuantiosos caché que cobraron los artistas, a las demoras vehiculares, al ventajismo partidario y a las objeciones que se esgrimen cómo feroces críticas de “Pan y Circo”. Meditemos por un instante cuáles son los valores que se deciden sostener y que se ponen en escena, considerémos como un punto de partida para poder pensarnos a nosotros mismos como conciudadanos, de tener en contemplación a los valores, transformando los hechos historicos en hechos culturales, de comenzar a sentir que formamos parte de algo, que existen recursos e ideas que podemos compartir y con las cuales podemos identificarnos.